Pietro Magliozzi – Líbranos del mal. Trauma, carne, mentiras, cultura y demonios, San Pablo, Chile, 2016 pp. 304
Un espíritu impuro dice a Jesús: “Sé quién eres, el Santo de Dios” (Cf. Mc 1,21-28); lo ve y lo reconoce, pero lo odia. Este espíritu impuro no tiene fe porque no se pone en sintonía con Él, está en sintonía con el mal. Efecto de esta actitud: muere y hace morir (Cf. Dt 18, 50-20). En cambio, el espíritu puro, quien tiene fe, no sólo sabe quién es Dios, sino pone toda su persona en él, lo eschucha atentamente, se une íntimamente y profundamente con él; el efecto de esto es: vive y hace vivir en el Bien.
El mal es como un freno y el Bien el acelerador; la persona es el motor; no se puede acelerar si antes no se quita el pie del freno; también el mal es como el veneno y el Bien es la comida sana, no sirve dar comida sana si antes no se quita el veneno de la dieta. ¿Cómo reconozco “frenos” y “venenos” integralmente?
¿Como los eliminos? En esta obra, mi intencíon es reflexionar sobre este problema tan difícil que afecta a todo ser humano desde siempre y ofrecer un camino de liberación que aborda a la persona integralmente.
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